Oriente es un espacio, una sensacion, una creencia.
Un estadio de conciencia.
Oriente es esa existencia de consciencia ausente de referencias perfectas y solo un impulso trascendente atiende.
Orar es respirar esa poesia de un alma que busca la paz volviendo al origen de alli de donde procede.
Pero, donde un corazon busca la trascendencia es alli donde un hombre se ausenta detrás de un ideal.
Es posible un paraiso, una nueva tierra, una eternidad, y alli, donde el corazon mira, huele a libertad.
La libertad es un sonido, donde no es necesario hablar.
Y si la mistica poetica, de todo esto no te lleva a alcanzar, una sensacion de trascendencia natural, es por el sencillo hecho de que buscando a dios, tu ya eres deidad.
Lo paradojico es que en tu busqueda, lo que buscas, no lo puedes encontrar, porque nunca has estado fuera.
Solo no has sabido mirar.
Mirar con los ojos de el rostro que un espejo no se puede observar, en ese itinerario del devenir de la existencia se origina el dharma de la enseñanza nostalgica del quiebro poetico de explicar con palabras sonidos de eternidad.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
miércoles, 6 de agosto de 2008
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