domingo, 3 de agosto de 2008

Hawkins mira a dios en un cenicero.

El mundo es sutil poesia.

Es la combnacion de una emocion con la matematica.

La probabilidad de ser se diluye en el infinto barullo de un conocimiento ancestral que acontece como una eternidad prevista si entiendes que es el alma.

Para Hawkins dios duerme en un cenicero.

Por eso el duerme en sueños bohemios de la consciencia del universo.

Y que importa si el hombre llora porque su pasado no es su recuerdo, sino lo venidero, cuando la emocion se agarra a la garganta y ahoga.

La ciencia es la desilusion continua de lo probable.

Y lo probable ya no tiene evidencia de su existencia, pues es solo una muestra verificable.

Y al serlo, dios duerme en un cenicero.

Es el poema metafisico la ilusion del vacio, que solo es vivido si es un sentido consentido enamorado.

Solo busca a dios aquel que es un bastardo.

¿Que otra ilusion le queda, para un nacimiento elevado?

El bastardo de la vida llora en el planeta poesia cariacontecida por teorias cientificas.

Es ese momento donde hay maquinas que miden el orgasmo.

O simplemente es cuantificable.

Es una epoca de desdicha.

De hombre sin norte.

De mirada sin horizonte.

Dios se ha convertido en la muestra poetica de la tristeza de aquello obvio que ya no merece la pena.

Dejame mostrarte el camino que lleva al mar y veras que este esta vacio.

En el fondo desnudo estan las barcas de los pescadores.

Alguno con un remo, rema.

Solo mueve tierra.

La tierra de las penas.

Hoy, un astronomo me ha dicho que tus ojos estan tristes.

Quiero ser tu poeta, tu guru, tu iluminado, aunque me fuera a rescatar dios de un cenicero donde Hawkins le abandona.

Ahoga mi palabra el recuerdo contenido de un paraiso perdido que te nombra.

Dios ha venido y se ha ido.

Le mande yo a buscarte.

Le mande yo, para que me creyeras cuando te digo, que este amor, que amo, no es mio.

Y mi yo estorba.

Y soñarte, por mio, no es admitdo.

Si vuelves de madrugada veras todas las teorias de la eternidad extendidas como petalos caidos de peonias.

Y en ese manto donde tus lindos pies pisan, los mas ricos helados de vainilla son saboreados por los excepticos del amor.

Y aunque no tienen nada dentro, al menos tragan infinito en su ser.

Te amo amor mio que me permites amarla en un estado consentido de pulcra pureza de inmaculado ser de devocion ante quien es el ser de mi ser.

Hawkins tiro a dios en un cenicero pero ella el mundo lo vuelve a entretejer aunque yo sea un holgaZEN.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen

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